WILMINGTON, Delaware - El presidente electo Joe Biden dio este lunes su primer mensaje al país en lo que marca el período de transición de la toma de poderes, enfocándose en la crisis de salud y económica generada por la pandemia de coronavirus.
Previo a su discurso, Biden recibió un reporte de parte de un panel de expertos en salud que forman parte de su nuevo equipo asignado a buscar soluciones en la lucha contra el COVID-19.
"Afrontamos un invierno muy oscuro", dijo Biden en una intervención en Wilmington, Delaware. "Se los suplico. Lleven mascarilla. Háganlo por ustedes. Por su vecino. Una mascarilla no es una declaración política, pero sí una buena manera de empezar a unir al país".
El presidente electo dijo que, como parte de su plan, incrementaría en número de pruebas disponibles y la producción de equipo protector para trabajadores de la salud.
También dijo que proporcionará recomendaciones "claras, coherentes y basadas en pruebas" sobre cómo cada comunidad debe afrontar la pandemia y que los recursos lleguen a las escuelas, pequeños negocios y familias, e insiste en que la distancia social es fundamental para lograr acabar con la proliferación del COVID-19.
Otro de los ejes será la distribución "efectiva" de los tratamientos y de las futuras vacunas, con una inversión de $25,000 millones para la fabricación y reparto de estas últimas.
Por último, Biden buscará el restablecimiento "inmediato" de la relación con la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la que Trump retiró al país, ya que aunque reconoce que "no es perfecta" resulta esencial para coordinar una respuesta global, cuando en el mundo hoy se han rebasado los 50 millones de casos.
Estados Unidos registra una media de más de 100,000 contagios al día y bate a menudo sus récords de casos diarios. Los hospitales de varios estados se están quedando sin espacio y sin personal, y la cifra de muertos está disparada.
Las autoridades de salud pública advierten que el país está entrando en su peor fase de la pandemia con la llegada del invierno y la próxima temporada de fiestas de final de año, que aumentan el riesgo de contagios rápidos mientras los estadounidenses viajan, compran y celebran con seres queridos.
“Los próximos dos meses van a ser duros, difíciles”, dijo el doctor Albert Ko, especialista en enfermedades infecciosas y presidente de departamento en la Facultad de Salud Pública de Yale. “Podríamos ver otras 100,000 muertes para enero”.
Por ahora, EEUU ha registrado más de 10 millones de contagios y más de 238,000 muertes de COVID-19.
Biden anunció el domingo que el doctor Vivek Murthy, exdirector de Salud Pública de Estados Unidos, y el doctor David Kessler, excomisario de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU, servirán como codirectores de un grupo de trabajo contra el coronavirus presentado este lunes.
El grupo se encargará de tomar las propuestas que hizo Biden durante la campaña y convertirlas en un plan contra el virus que el nuevo presidente pueda poner en marcha cuando asuma el cargo en enero.
Biden prometió en campaña que las pruebas diagnósticas serían gratuitas y accesibles de forma generalizada, así como contratar a miles de trabajadores sanitarios para programas de rastreo de contactos e instruir a los Centros de Control de Enfermedades para que ofrezcan lineamientos claros y basados en recomendaciones de expertos, entre otras propuestas.
Como candidato demócrata, Biden convirtió la mala gestión de la pandemia a manos del presidente, Donald Trump, en el tema central de su campaña.
Pero buena parte de las propuestas de Biden requerirá la intervención del Congreso, y es seguro que encontrará dificultades en las divididas cámaras parlamentarias.
“No me presento con la falsa promesa de poder acabar con esta pandemia pulsando un interruptor. Pero sí prometo esto: Desde el primer día, empezaremos haciendo las cosas correctas”, dijo el mes pasado en un acto de campaña.
El doctor Phillip Coule, director médico del Centro Médico de la Universidad de Augusta en Georgia, dijo confiar en que el país pudiera dejar atrás las divisiones políticas que han complicado la respuesta al virus ahora que los comicios han terminado.
“Ahora que hemos pasado las elecciones, manejemos esto basándonos en la ciencia, y no en la política, de esta enfermedad y de la pandemia”, dijo.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, que es demócrata, dijo creer que incluso los negacionistas más convencidos del COVID-19 adoptarían un tono más conciliador cuando asumieran la derrota electoral de Trump.
“Creo que la presión política de negar el COVID ha desaparecido”, dijo el domingo en el programa “This Week” de ABC. “Creo que ahora verán a científicos hablar sin cortapisas. Y creo que las cifras van a subir, y los estadounidenses entenderán lo grave que es”.
Hay límites legales a lo que puede hacer el presidente electo antes de asumir el cargo oficialmente, pero él y su equipo de transición deben empezar a preparar el trabajo de inmediato, indicó la doctora Leana Wen, profesora de salud pública en la Universidad George Washington y excomisaria de salud de Baltimore.
Establecer un cierto consenso con los gobiernos estatales sobre una gestión nacional, incluida una orden nacional sobre el empleo de mascarillas, debería ser prioritario, afirmó.
La oposición al uso de mascarillas sigue siendo un asunto espinoso, especialmente en algunos de los estados más afectados del país.
“Cada estado actúa de forma bastante autónoma sobre sus medidas, y ya hemos visto cómo ha resultado eso”, dijo Ko, el experto de Yale. “Esta enfermedad necesita respuestas nacionales y globales”.
Superar meses de mensajes contradictorios sobre la pandemia es otra tarea compleja que Biden debe emprender durante su transición, dijo Angela Rasmussen, investigadora de virus de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
“El último año de desinformación, confusión y desquiciar a la gente desde la Casa Blanca ha acabado con la confianza de que nuestro gobierno pueda gestionar esto”, dijo. “Va a ser crucial comenzar a comunicar que sí, este gobierno actuará regido por la ciencia”.