WASHINGTON — El presidente Donald Trump juró este viernes apoyar a los opositores al aborto cuando se convirtió en el primer mandatario en funciones en hablar en la Marcha por la Vida, uno de los eventos más simbólicos y notorios del movimiento.
“Hoy, como presidente de Estados Unidos, estoy realmente orgulloso de estar con ustedes”, les dijo a los miles de reunidos que soportaban el frío en el complejo de monumentos National Mall. “Los niños nonatos nunca han tenido un defensor más fuerte en la Casa Blanca”.
Hace sólo cuatro años, un comité político que apoyaba a uno de los rivales republicanos de Trump lanzó un anuncio que criticaba su postura sobre el aborto, e incluía imágenes de una entrevista de 1999 en donde se declaraba “pro derecho al aborto en todos los aspectos”.
Sin embargo, el viernes Trump fue elogiado en discursos y pancartas como el presidente estadounidense “más pro vida” en la historia.
La recepción fue otra señal de su notable transformación política y del hecho de que los cristianos blancos evangélicos y conservadores siguen siendo los partidarios más leales de Trump. Y su participación dejó en claro que, rumbo a las elecciones del 2020, Trump cuenta con esos votantes para ayudarlo a cruzar la meta.
“Creo que es una maniobra brillante”, dijo Ralph Reed, jefe de la Coalición Faith and Freedom (Fe y Libertad) y uno de los seguidores evangélicos más reconocidos de Trump. Reed dijo que la asistencia del presidente “energizará y recordará a los votantes antiaborto el gran amigo que este presidente y gobierno han sido”.
También demuestra cuánto han cambiado los tiempos.
La Casa Blanca
Los presidentes anteriores que se oponían al aborto, incluidos Ronald Reagan y George W. Bush, se mantuvieron alejados de asistir personalmente a la marcha para evitar ser asociados tan estrechamente con los manifestantes deseosos de penalizar el procedimiento. Enviaban sus comentarios para que otros los hicieran, se conectaban por teléfono o invitaban a los organizadores a visitar la Casa Blanca.