California

Diabetes en niños hispanos: entre el monitoreo de la glucosa y la insulina

Un estudio de UC Davis revela cuáles son las dificultades adicionales que enfrentan familias hispanas que tienen niños con diabetes.

Telemundo

CALIFORNIA - Anna tiene 13 años y desde hace cuatro que fue diagnosticada con diabetes tipo 1, y tal como ella reconoce: "le cambió la vida".

Desde el 2019 Anna debió incoporar a su rutina diaria las bombas de insulina y los dispositivos de monitoreo continuo de glucosa (CGM, por sus siglas en inglés).

"Mis amigas saben que tengo diabetes, entonces en la escuela cuando escuchan un pitito, el sonido de un aparato, me preguntan 'Anna estás bien'?, y yo digo sí", comenta la adolescente.

Del mismo modo, antes de comer debe inyectarse, pero admite que algunas veces se le olvida. Anna reconoce que con el tiempo se ha ido acostumbrando, pero que al comienzo sintió preocupación.

"Me preocupé cuando primero me diagnosticaron", dijo Anna en una videollamada, pero después se dio cuenta que podía comer lo que quisiera, sólo que con la particularidad de tener que contar sus carbohidratos e inyectarse.

Las bombas de insulina y dispositivos de monitoreo continuo de glucosa son vitales para controlar su nivel de azúcar en la sangre, que es clave para mantenerse sanos, explica la doctora de UC Davis, Nicole Glaser.

Un estudio reciente de UC Davis revela que los niños con diabetes tipo 1 que vienen predominantemente de hogares de habla hispana son menos propensos que otros niños a usar bombas de insulina y dispositivos de CGM. El resultado del estudio, publicado recientemente en JMIR Diabetes, confirma investigaciones previas que ya indicaban que los pacientes de habla hispana con diabetes tipo 1 experimentan dificultades adicionales para usar esta tecnología.

Pilar García y su hija Anna, diagnosticada con diabetes tipo 1.

DIABETES TIPO 1 EN HOGARES HISPANOS

La incertidumbre por desconocer lo que viene tras el diagnóstico, sumado a otras dificultades como el idioma y la tecnología es lo que viven la mayoría de familias de habla hispana que tienen niños con diabetes.

Anna es hija de Pilar García. Y aunque ambas manejan el inglés, el español es el primer idioma de Pilar. “Las consultas son en inglés, la tecnología que ella usa está en inglés, su bomba de insulina, su gucómetro, etc. Para mí sí ha sido una barrera tanto el idioma como la tecnología", señala la madre de Anna.

Nicole Glaser explica que el estudio realizado por UC Davis demuestra precisamente ello, familias hispanas tienen dificultad en obtener la información correcta, por lo que están implementando estrategias como por ejemplo contar con más médicos y enfermeras que hablen español.

El mismo reporte muestra altos índices de suspensión del uso de bombas de insulina en niños hispanoparlantes. Lindsey Loomba, endocrinóloga pediátrica en el Hospital de Niños de UC Davis y primera autora del estudiodijo: “Esto enfatiza la necesidad de mejorar la enseñanza en español sobre las bombas de insulina y de ofrecer más apoyo a las familias una vez que hayan adoptado la tecnología”.

Otros resultados mostraron que los pacientes de habla hispana eran mucho más propensos a indicar que habían usado bombas de insulina previamente, pero que habían suspendido su uso por no gustarles la tecnología (un 32% en comparación a un 0% entre los pacientes angloparlantes).

Los pacientes de habla hispana también fueron más propensos que los participantes angloparlantes a expresar preocupación por el costo y fueron menos entusiastas en aprender a usar el dispositivo.

La diabetes tipo 1 afecta aproximadamente 1 de cada 300 y 400 niños en el país y es considerada una de las enfermedades crónicas más frecuente en los niños. 

Anna, de tan sólo 13 años reconoce que pese a que su vida cambió hace cuatro años, sigue haciendo su vida como cualquier otra niña de su edad. "Puedes hacer todo lo que hace una persona sin diabetes, salvo el monitoreo y estar pinchándote", sonrió Anna.

Puedes revisar el estudio de UC Davis en este enlace.

Descubierta en 1921, la insulina juega un papel fundamental en el cuerpo humano, especialmente para las 37.3 millones de personas que padecen diabetes en los Estados Unidos.

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