Indiana

Rompiendo barreras: madre hispana narra cómo es su vida sobre un camión de carga pesada

Rosa María Arámbula, con raíces mexicanas, es camionera desde hace 23 años, un trabajo que define como difícil para una mujer, pero que no ha dejado de hacer ni siquiera estando embarazada.

Telemundo

Rosa María Arámbula se amarra sus botas y de un salto sube a un camión de carga pesada para transportar rollos de acero que pesan miles de libras. La madre de tres hijos, recorre las carreteras del país desde hace 23 años.

En el mes de la mujer, Telemundo Chicago quiere honrar a las mujeres que se destacan en sus oficios y trabajos.

Arámbula, de Indiana, cuenta que ha recorrido 48 estados de Estados Unidos como camionera. Aunque reconoce que es un trabajo difícil para una mujer, no lo cambiaría por otro, ni siquiera dejó de hacerlo estando embarazada.

Trabajar como camionera le ha dado la satisfacción de conocer lugares remotos y bellos en el país, así como también levantar a su familia en el noroeste de Indiana.

La mujer de sonrisa amplia y copete amarillo levantado cuenta que sacar su licencia como camionera le cambió la vida, ya que gracias a ello pudo independizarse de una mala relación de pareja.

“Siempre me fascinaban los trucks desde chiquita. El papá de mi hijo no me dejaba hacer lo que quería y nos separamos, así que hice lo que mi corazón quería”, cuenta Arámbula.

Fue entonces cuando decidió ir tras su sueño y sacar su licencia de conducir camiones. Desde entonces, su vida cambió en un trabajo que califica de difícil.

Rosa María Arámbula, camionera en el noroeste de Indiana. Foto: Marian Marval

Retos que enfrenta una mujer para trabajar como camionera

En un negocio históricamente dominado por hombres, encontrarse con una camionera no es lo común, por lo que ha tenido que enfrentarse a conductas machistas de sus jefes y compañeros de rutas.

Además, se necesita fuerza física para poder amarrar las cargas pesadas, desamarrarlas y saber cómo dominar a un camión de carga para transportar acero.

“Los hombres bien duros con las mujeres. Me tocó un jefe que me ayudó, pero era bien gritón, machista. A veces el truck se va para atrás y es muy difícil para una mujer, porque esto es un trabajo de hombre, pero Diosito me dio todas las fuerzas para lograrlo”.

Al trabajar sola, se enfrentaba a los peligros de recorrer las carreteras por su cuenta.

“Para una mujer es muy duro, para ir a los baños, tienes que tener mucho cuidado a donde te vas a parquear porque los hombres, a veces no respetan a las mujeres. Uno está con mucho peligro”.

Recuerda que se sentía insegura por lo que a veces caminaba “con un cuchillo en las noches desde las paradas de camiones hasta el camión”.

Entre las mayores dificultades que recuerda es haber presenciado muchos accidentes de autos. En esos momentos recuerda que la única ayuda que podía dar era informar a las autoridades.

Rosa María Arámbula, camionera en el noroeste de Indiana. Foto: Marian Marval

Embarazada y trabajando en el camión

Antes de comenzar como camionera tenía dos hijos, pero al tiempo de estar trabajando salió embarazada y eso no le impidió seguir en la vía. Dice que estuvo los nueve meses en carretera.

Arámbula cuenta que había días que pensaba que su bebé nacería en el camión. Dice que subía las piernas porque pensaba que ya le iban a dar los dolores de parto. Afortunadamente, no sucedió y su hijo nació bien.

Recuerda que su jefe accedió a que siguiera trabajando en la carretera siempre y cuando todos los lunes tuviera una cita médica con su ginecobstetra para garantizar que ella y su bebé estaban bien.

En sus inicios, dejar a sus hijos pequeños al cuidado de su madre era lo que más le costaba emocionalmente de su trabajo.

“Es muy triste estar en carretera y tener hijos chiquitos. Porque entraba a las paradas de camiones y miraba a los niños con su mamá y les gritaban ‘amá, amá’ y yo cuando empecé, tenía que tener 21 días fuera de casa, mi hija no me miraba, tenía 8 años. Eso me dio mucho ánimo, yo no voy a parar”.

La familia es todo para la camionera Rosa María

Arámbula es nacida en el noroeste de Indiana, pero de raíces mexicanas, por lo que lleva en su casco la bandera de México.

Recuerda que en algunos momentos quería renunciar a su trabajo, sobre todo al estar lejos de sus hijos, pero eso fue lo que más la motivó a seguir trabajando.

“Lo que me hizo seguir adelante eran mis hijos y mi familia. Mi Dios me dio todo el ánimo, porque a veces no quería seguir. A veces las carreteras tenían mucha nieve, muy frío, peligro, pero mi ánimo eran mis hijos”. Agrega: “Mi madre fue muy buena con mis hijos y me los cuidó mucho”.

Una vez que cuelga su casco, se baja del camión y se quita las botas punta de hierro, ella disfruta de una vida en familia y de mucha femineidad.

Arámbula revela que le encanta usar vestidos, visitar parques, disfrutar de estar con sus hijos y nietos y hacer asados. Para ella, su familia y Dios son primero.

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